Resumen

Hoy te traigo un mensaje profundo y urgentemente necesario que Dios ha puesto en mi corazón para ti. La palabra del profeta Isaías resuena con fuerza en nuestra actualidad: “hay de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno malo”. Este llamado nos alerta sobre la crisis moral que enfrentamos hoy en día, una crisis que va más allá de la economía y que afecta la esencia misma de nuestras familias y relaciones.

A medida que reflexionamos, nos damos cuenta de que el dolor, el sufrimiento y la desolación que vemos en nuestra sociedad son el resultado de ignorar las ideas y principios de Dios. Cuando adecuamos nuestros propios criterios a lo que Él ha establecido, nos dirigimos inevitablemente al dolor, y la historia ha demostrado que los seres humanos siempre se han dejado llevar por corrientes de pensamiento que desafían a lo divino.

Dios, en Su gran amor, espera lo mejor de nosotros. Nos creó con un propósito y diseñó un camino lleno de luz y esperanza. Sin embargo, cuando elegimos ignorar Su voluntad, llegamos a un estado de desolación, privado de Su protección y bendición. La ausencia de Dios en nuestras decisiones provoca un efecto devastador en nuestras vidas, en nuestras familias, y en el mundo que nos rodea.

A través de la cruz de Jesucristo, Dios nos ofrece la oportunidad de reconciliarnos con Él, un acto de amor infinito por el cual Él mismo asumió el castigo de nuestras desobediencias. Es crucial que nos detengamos y reflexionemos sobre cómo hemos llamado a lo malo bueno y a lo bueno malo, y busquemos el arrepentimiento sincero. Este acto es el primer paso para restaurar nuestras vidas y recibir la luz de Dios nuevamente.

Al participar del pan y del vino, recordamos el sacrificio de Jesús y la promesa que Él nos hace de redención y renovación. Este es el momento de clamar por Su perdón, de desear volver a sus caminos, y de permitir que Su amor transforme nuestras vidas, nuestra sociedad y nuestras comunidades.

No permitas que el dolor sea solo un dolor lejano, acepta el llamado de Dios a regresar a Su plan perfecto para ti. Él está esperando escucharte, y cuando lo hagas, la luz inundará cada rincón de tu vida. ¡Amén!